domingo, 3 de noviembre de 2013

CONTRA...






Ya me ocurrió algo semejante con el Facebook algunos años atrás…

Pero antes debo explicarme.
Yo no soy muy amiga de las nuevas tecnologías, me las apañaba divinamente con mis catálogos (mensuales, bimestrales, anuales) de Lps, libros y arte, que después archivaba. Mantenía larguísimas relaciones epistolares, sí, sí, con sello y sobre. Estudiaba con libros y magníficos diccionarios. Leía revistas físicas y no tenía problema en mirar el contador de la cámara para saber cuántas fotos me restaban. Luego también estaban los tochos de las guías telefónicas, muy útiles, el Segundamano y los anuncios clasificados de los periódicos.

Asi que cuando Internet empezó a imponerse, era muy difícil que me vendiesen la burra de que iba a estar más conectada. Más conectada a qué, exactamente?.
Me resistí lo que pude, más o menos el tiempo en el que Internet dejó de ser una opción  y empezó a imponerse. Las revistas que leía, poco a poco, o bien desaparecieron del mercado o cambiaron a un formato estrictamente digital, las personas dejaron de tener direcciones físicas para tener e-mail, etcétera, etcétera.
Sin ponerme pesadita, y en resumen, yo he ganado relativamente y he perdido bastantes experiencias reales – físicas- con el mundo exterior. Y lo que más me ha tocado los cojones: Yo atendía el teléfono si estaba en casa, o quizás ni eso. No se esperaba de mí, de nadie, que estuviese disponible 24 / 7. Y menos aún que comunicase en tiempo real tonterías como  Mi Estado, vease “Chupi” o “Triste” o “En el Cine”.



Lo que nos lleva, después de este rodeo, de nuevo a Facebook. Las páginas web empezaron a duplicarse, es decir, que por cada empresa que tuviese un dominio, aparecía también en Facebook. Y resultaba que en Facebook estaba (está) el movimiento real, mientras que las páginas oficiales cada vez huelen más a cadaver. Hice un curso y resultó que iba a estar, -risas en off- desconectada de parte del temario y de todos los compañeros, yes!... si no me abría una puta cuenta de Facebook.

Ahá. Y la gente se reía de mí, porque aparte de usar necesariamente un seudónimo, una foto de un cuadro de Hayez para mi perfil en vez de mi careto, y de poner en mi perfil (sí, perfil de nuevo, son muy importantes los perfiles) profesional que era General Prusiano, age 81, la desvinculé de mi cuenta de correo usual. Y entonces experimenté lo que me temía que iba a ser necesariamente la puta Red Social.

Un Corsé Social. Invitaciones que no se podían rechazar, una especie de código de etiqueta victoriano y asfixiante del que no hay escapatoria. Una dictadura de la hegemonía cultural. 
Everybody´s Welcome. Deditos arriba, Up! Up!. Locura.
Ejemplo: Perro hallado asfixiado en un contenedor. 654 Likes. Lo que en un mundo más lógico se interpretaría como que a 654 personas les ha gustado eso.
Cuando el Like, en ese contexto, teóricamente, significa repulsa. No hay un símbolo negativo. Y me voy a poner obvia, pero, amigos, sin oscuridad no hay posibilidad de luz. Ya lo dijo Gandalf o alguno del estilo, seguro.

En Facebook todo es de un sonriente grimoso. Es como una cálida sonrisa mantenida hasta craquelarse. Y un cotilleo bestial. Te buscan, te encuentran, la gente enseña su coche nuevo, su casa, sus fotos familiares, con alegría y despreocupación, ale, ale. Ahora, otro ejemplo: recibes una invitación de tu jefe, porque ya ha sido inevitable que tuviese tu e-mail en su lista de contactos y entonces, eso, el puto jefe, haciéndose el puto cordial de mierda, en tu Facebook. Venga, quién tiene los huevos de rechazarle? Y de ahí en adelante tiene acceso a un 100% más de la información que debería tener sobre tu persona. Porque uno, en teoría, estaba ahí para sus amigos...o no?. .

Un control bestial y a mantener la sonrisa, como quien tiene un palo metido por el culo. CONTROL. Controlar no tiene nada que ver con conectar ni con comunicar.
Antes de caer en ese fangal, cancelé mi cuenta. Porque no me voy a meter en teorías de la conspiración, en las que, por cierto, creo; Facebook hubiese sido el sueño húmedo de la KGB, la gente...dándolo todo y con alegría!
Leo por ahí que las personas opinan:  “ si soy Paco Pérez Pérez, a quién le interesa mi información? Jo-jo.” Pues nada. Porque las naciones y los países, me temo, están formadas por ciudadanos Paco Pérez Pérez. Que están recopilando datos es una obviedad como un templo. Es de imbéciles suponer que no es una información muy importante para cualquier gobierno. Pero voy a dejar este sendero, que me enciendo. No voy a hablar de cómo Google lo está centralizado todo. Ni del asunto Youtube-Vevo.

Cancelar esa cuenta no fue fácil, me pusieron todo tipo de trabas y pasaron de pantallazos con estúpido chantaje emocional ( “vas a abandonar a tus amigos?”) al tono amenazante que se gastaba Hotmail. Ahora Outlook. Ji Ji Ji.
No más Facebook para mí. Nunca. Más. Quien está cerca de mí, sabe de mí, quien no lo está, no tiene por qué saber un pijo.
A día de hoy, no mantengo contacto con ninguna de las personas que estaban en mi lista de amiguitos. Y malditas las ganas. Alguna me mandó un mail y directamente lo metí en spam.
Es complejo el temita, sobre el concepto de intimidad que se está extinguiendo, sobre esa mongólica teoría de que ser trasparente es lo correcto....ooowww, shit. 


Y después, qué azares del destino, volví a caer en la trampa. Esta vez con el Whatsapp, esa aplicación para teléfonos. Seguramente pequé de ingenua. Seguramente me relajé y olvidé que parece ser que últimamente todo en este mundo tiene, como dicen los anglosajones, una agenda. Mensajería instantánea, ok, gratis, en vez de los 30 céntimos que cobran por un SMS normal.

Y entonces la cosa se complicó de manera exponencial.
Trincó toda mi lista de contactos, tanto personales como profesionales y descubrí con consternación que el coste cero hacia que la gente creyese que en cualquier momento me podían comunicar sus…pensamientos. Básicamente gilipolleces, small-talk y lo más interesante, asistencia 24 horas, gratuita, en lo que respecta a mi profesión. Genial. Una especie de torrente de mala educación y exigencias.
Para ponerse a dar voces.
Que yo sea cordial y entusiasta cuando atiendo no quiere decir que trabaje 24 horas. Ni que mis clientes sean mis coleguis. Qué morro tiene la gente, qué poca vergüenza, coño.
Viernes a las nueve de la noche. El móvil ping-ping-ping.
Fulanita: “Ayayayai, es una urgencia, Bobby llevaba sin hacerse pipi, te diré, desde el jueves pasado, cuando estuve con la niña en casa de mis padres, que se estuvo muy bien con el Kong y bien y veras, que hoy muy muy bien pero ayer creo que le vi hacer gesto pero hoy en la cocina estaba pelando patatas y le veo ponerse detrás de la escalera y veo que levanta la pata y le riño fuerte pero no mucho y no lo hizo pero luego estábamos viendo la tele y había un pis. Estoy desesperada, que hago, a ver cuando hablamos lo antes posible.”
EN SERIO.

La dichosa aplicación informa en todo momento cuando has entrado en ella, y también marca el puto mensaje como leído. Tengo conocimiento pleno de su “urgencia” Es decir, que si yo estaba quedando con un amigo en el centro vía Whatsapp, o chateando con un amigo de verdad, de paso Fulanita sabe que o he estado hace 5 minutos o que incluso estoy en línea, en tiempo real. Y aquí topamos de frente con la poca vergüenza nacional que tanto se estila, con el egoísmo imperante en este país. Porqueeee no contesto de inmediato a su “urgencia”????? Y entonces se interpreta como una falta de educación. De mi parte, hay que joderse.  
Ni eso es una consulta seria, que me proporcione datos útiles, ni si lo fuesen me saldría de la pepitilla contestar. Porque las Fulanitas de este mundo son el Único Centro del Universo. No se dan cuenta de que son legión. Y que yo me tendría que dedicar en cuerpo y alma a ellas. Y por cierto, Fulanitas tampoco saben abrir el puto mensaje con un Hola y cerrar con un Gracias, cosa que me desquicia. Cualquier cosa es urgente para ellas y la dichosa aplicación de mensajitos gratuita se convierte en una cloaca en la que pueden arrojar sus tribulaciones. A mí.

Cuando los SMS costaban dinero esto no pasaba. Todo este rollo de comunicación instantánea está bajando los niveles de frustración de la gente a niveles mínimos. Todo lo quieren ya-ya-ya.

Y no me tiro el rollo. Amigos de veras, los puedo contar con los dedos de una sola mano. Y hasta me sobraría algún dedo. Los demás, colegas. Y no es lo mismo, hay una abismal diferencia. Pero todo el mundo accedía a mi igual de rápido, en el mismo plano. Un delirio. Y estamos en lo mismo antes. Por qué no contesto a todas las estupideces que recibo? Estoy en línea y me entra Tatanita: “Hooola, k acs?”
Sí.
Ahá.
No.
Pero estaba conectada, no es así?.
( Posibles respuestas que jamás tecleé: 1) Montando un Kalshnikov a oscuras 2) Leyendo. Qué coño quieres? 3) Aquí, con un dedo metido por el culo. Como tú. )
No, no tengo energías ni ganas para “ Hooola k acs?”
Y en el Whatsapp también queda registrada la última vez que entraste, así que lamentablemente he tenido que oír:
Anda, qué hacías ayer levantada a las cuatro de la mañana?, jejeje!

De nuevo, el CONTROL. Cualquier persona de mi agenda sabe que a las 4.03 estaba levantada, porque “wassapeaba” y lo que es más grave, no sólo se preocupan de mirarlo, sino que además van y te hacen preguntas directas, con la jocosidad.
La única manera de evitar esto es desconectar el móvil de internet. O sea, que si quiero leer el Zite o consultar algo en mi cama, no puedo. Cada semana salen en el GooglePlay cuatro o cinco aplicaciones que pretenden ocultar el estado. Ninguna lo logra. Son todo botones para cerrar internet, cosa que se puede hacer desde el menú del teléfono.  

Conozco a personas que tienen problemas muchísimos más serios que el mío con el Whatsapp y el control al que te somete sin comerlo ni beberlo. Serios de angustia real y verdadera. Y que ya, a cierta altura del embrollo, no pueden hacer lo que hice yo anteayer: follarme la puta aplicación.

No es fácil. Bajarte de estas cosas significa exclusión y presión. Lo que he hecho se interpreta como un corte de mangas. Quizás lo sea. Sí, ok, lo es. Pero es algo que tenía que frenar. Volvamos, pues, al relativamente lento e-mail y si quieren pueden llamar y gastarse los leuros. Con el leuro por medio, no hallo, ni tantas urgencias y ni tantos “k acs?” Porque no era importante. No lo es. Era basura.
Las tecnologías de las que se dispone están a años luz de una educación pareja. Todo este control, toda esta HISTERIA.

Lo que no atino a averiguar, por más que me devano los sesos, es que ganan los desarrolladores del Whatsapp, puesto que casi todo el mundo se queja de ello. He oído que para la versión IOS si puedes configurar tu nivel de privacidad, obviamente en Android no. Pero no se si es verdad.
Sí, tres de cada cinco comentarios son una queja a ese respecto. Pero todo el mundo pasa por el aro. Constato como mi Fe en el Individuo se Incrementa a Cada Instante.
Oh, sí.  
Trincados. Qué triste.

Claro que me parece que voy muy lejos. Aún existen cosas milenarias que razonar, que exponer a la luz de la lógica y el Sentido Común. Que es el menos común de los sentidos ( risa tonta).  


Sí. pero va a ser que no.



  

      

6 comentarios:

  1. Hola guapa. No se si debería seguir haciéndote creer que te has librado de mí, o al menos, de mis comentarios. Llevo semanas debatiéndome en la duda. Ya ves, que aquí estoy. No he sido capaz de controlarme.

    Dejé Facebook hace años, fue demasiado para mí. Nunca me he sentido más agobiado, que en las últimas semanas de estar en ese sitio, ni tampoco más liberado, como el día que dije: "¡Hasta aquí he llegado!" Me fui y sentí la paz interior de la que muchos hablan y yo no conocía. Gente, algunas personas, me insisten desde entonces para que vuelva, pero aunque he estado tentado en alguna ocasión, basta recordar el alivio que experimenté cuando lo dejé, como para no caer en la tentación de nuevo, como si de peligrosa heroina en vena se tratara. No, gracias. Nunca más.

    Ahora tengo contacto, vía WhatsApp, con solo cuatro personas. Creo que si añadiera contactos a la lista, esto se convertiría en los tiempos de Facebook. Es muy practico y cómodo y genial, para usarlo con eso, cuatro personas, pero miedo me da si la lista aumentara. Esto, debe de ser cosa del diablo!

    Espero que esteis muy bien. Cuidaros mucho y reparte un puñado de besos.

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    1. Hola Alberto!!!!

      Siempre es un gusto saber de ti, así que me ha dejado bastante perpleja el arranque de tu comentario. No sé…No comprendo porque deseas que piense que me he librado de ti, o de tus comentarios (¿????) ¿Llevas semanas haciendo eso? ¿Y porque? Ya te digo, me resulta confuso.
      ¿Es porque he cambiado la foto de perfil? Me gustaba mucho la que me preparaste, pero también tengo mi punto de vanidad y me gustaban esas fotos mías con las camisetas de Podenquis. No sé, ya te digo.

      Bueno, dejando eso a un lado, sí, las redes sociales apestan. Yo estoy la mar de feliz de no ver el iconito del WhatsApp y de saber que nadie me puede bichear más…Que mundo más raro, no? Nos quitamos de un programita y nos hace sentir, efectivamente, “liberados” Da que pensar. Como he puesto, sabía que el Facebook no era para mí pero tuve una cuenta por imperativos. Lo otro sí que me pilló más in albis. A mí, que tengo fama de ser como el gato de Cheshire, me hacía sentir…atrapada.
      En fin, otra cosa al saco. Como llevo toda la santa vida haciendo resistencia a un millar de convenciones sociales con las que no comulgo, pues ahí va otra. Es cansino, fatigoso, pero irremediable. Cada uno es como es.

      Muchos besines para las Nenas y para el Pequeñín!

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  2. ¡No! ¡No te me mosqées, por favor! Lo decía por que hacía siglos que no sabía nada de ti y debo de tener una especie de síndrome raro, que me hace pensar que la gente se harta de mi. He perdido el contacto con bastantes seguidores del blog y no puedo evitar pensar que el color rojo, o peor, mis posiblemente estúpidos posts, acaban hartando a los demás. He llegado a pensar, incluso, en dejar el blog, pero luego me digo que aunque solo sea para desconectar con mi rutina y últimamente, incluso, más aún, preocupante y triste existencia, me viene muy bien.

    Y si te digo la verdad, había visto esa bonita foto nueva de tu perfil, pero no había caído en el cambio. No eché de menos la otra, por lo que no te preocupes, que me parece muy bien. Conmigo, no estás obligada a esas cosas.

    Yo no consigo entender como tanta gente está a la vez, en tantas redes sociales. No se como lo hacen. Yo no creo necesitar eso, por lo que te entiendo muy bien. Y te digo que el WhatsApp, lo uso con cuatro personas. Una amiga el otro día, me dijo que estaba en cuatro grupos y los había dejado todos. No me extraña.

    Cuidaros mucho y reparte muchos besos!

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    1. Hola, Alberto, guapo!

      No deberías decir esas cosas ni de ti mismo ni de tus posts, es más, no deberías sentirlas. No uses la palabra estúpido, aunque vaya matizada con un “posiblemente” desde que tu blog es algo que haces con sinceridad, con valor, por gusto y como tú dices, también para evadirte. Con la cantidad de años que llevas, con la cantidad de visitas que tienes. A lo tonto, tú y yo, ¿hace cuantos años que estamos en contacto? Pues algunos ya, verdad? ;)
      Tu blog es el único que leo y últimamente por el móvil, lo que hace que sí, mea, mea culpa, sea muy vaga a la hora de comentarte. Ya tendrías que saberlo, que estoy, aunque a veces parezca missing. No obstante, lo siento, si te he hecho creer eso. ( A veces me acuerdo de la alegría que me dio cierto post de ciertos pajaritos que habían anidado en cierta jardinera…)

      El perfil ( ambos, eva-eve ) que me preparaste tú lo tengo guardado con mucho mucho cariño y eres muy amable calificando la nueva foto de bonita, aunque me figuro que mi aspecto te parece…bueno, lo que sea, pero desde luego no parezco Madame de Merteuil, que era lo que te hubiese entusiasmado, lo se!!!! :) :) :) :)
      Tengo unas fotos por ahí…yo trato de estrangular mi vanidad pero a veces me acuerdo de ellas y bueno…en su momento no quise que se publicasen y después me arrepentí. No debería ni planteármelo. Aichs.

      Pues tú ya tienes a más “deseables” en el WhatsApp de los que habría tenido yo, que eran dos. 2.

      Besitos mil para ti primero luego y para Oliver también y para Tallulah y para Lolita y para Margarito!

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    2. Hola guapa.

      Solo dos cosas (seguro que saldrán más, pero ya sabes que yo...):

      Soy muy inseguro, por si no lo has notado, que seguro que sí, por eso mis dudas, miedos y demás consecuencias de esa inseguridad.

      Decirme que mi blog, mi humilde blog, es el único que lees, me sonroja y mucho. Además, no lo comprendo o llego a comrender, pero mil gracias!

      Tus fotos del perfil, NO ME DECEPCIONAN EN ABSOLUTO! Esa camiseta preciosa, armoniza tan maravillosamente con el barreño, los crocs y la manguera, que parece todo obra de un fantástico estilista. ¡Ya quisieran los más reputados estilistas! ¡Que colorido! ¿Como me vas a decepcionar? Además, esa pose de chica de mundo tan interesante...! :D A mí, ya poca vanidad me queda, cuando me veo en el espejo :)

      Y mil gracias por esos besos. Más para ti y para repartir.

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    3. Hola Alberto!

      No tienes que ser inseguro, tienes un blog con un estilo muy muy definido y muy personal, así que fuera inseguridades! Lo único que tienes que hacer es…exactamente lo que haces y cómo lo haces! Y…no es nada malo, en absoluto, al contrario! Pero yo no encuentro tu blog humilde ( ni falta que hace!) lo encuentro muy rojo y hasta barroco, que define con mucha precisión los gustos y los odios de su dueño. No te parece algo fantástico? A mi si.
      A veces he ido a parar a blogs minimalistas, que sin embargo se me hacen pretenciosos precisamente por eso, por la ambición mal disimulada de resultar cool o lo que sea. Bueno, tú me entiendes.
      Muchas gracias por sacar tanta cosa buena a mi foto de perfil, que te hayas fijado en el colorido :)...no sé qué decir, en serio…gracias! Ups! Ayayai, ojalá tuviese mucho mas mundo ;)

      Muchos (muchos!) besines!!!

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Es difícil, pero no imposible.