jueves, 23 de abril de 2015

ORGULLO PODENCO




Estaba con Nana a la puerta del Co-Op (el súper) y era de noche y chispeaba y un hombretón al salir me pregunta si es un whippet. Aquí la confunden mucho con un whippet. Y le explico que no, que es una raza española. Y entonces la observa con atención y remarca que, efectivamente, tiene más pelo que un whippet y que es más larga. Y que es BEAUTIFUL  BEAUTIFUL  BEAUTIFUL. Con cara de “no conocía esa raza y me parece preciosa, wow, sí!”
Me he deshecho en thank you y thank you y thank you. Y eso no lo ha comprendido, me ha mirado con extrañeza un instante antes de irse. Cuando he reflexionado, yo tampoco.
Aquí la tasa de abandono es relativamente baja, es una broma si se compara con España. Hay muy pocos mestizos, casi todos los perros son de raza. (No se si tengo que molestarme siquiera en señalar que no tengo nada en contra de los mestizos, que ridículo.)
Aquí alguien te enseña a su Corgi y le dices que es bonito y no se deshace en gracias. Es un Corgi. “Una rosa es una rosa es una rosa”.
Pero mi Peque es Podenqui. Y nadie en España me decía lo bonita que es. Que lo es (esos ojazos!) Alli era esa mierda que se utiliza pá cazar, y los únicos que se paraban a preguntarme algo invariablemente eran cazadores, pá saber que tal lo hacía en el monte. Esa idea general de que los podencos no valen nada, no son nada.
Nada?: no poco!
Mi niña ha vivido conmigo en dos pueblos, en dos países, en tres casas. Ha estado conmigo corriendo bajo los naranjos en Sevilla y ha recorrido los montes y los bosques de Asturias y de Avila  en muchas ocasiones. Y la Sierra de Madrid.  Y la Alcarria. Hemos vadeado ríos chicos y ríos grandes. Ha corrido por las playas del norte de España y ahora corre por las playas Galesas.









Nos perdemos por los bosques de Anglesey y por los páramos de Snowdonia.




Ha paseado por el centro de Madrid, y por el centro de Chester también! hemos hecho algunos cientos de kilómetros de excursión y muchos más cientos en coche, sacando la cabecita por la ventanilla, flipándose con los olores. Ha estado en un hotel convencional de largos pasillos enmoquetados y en muchas casas rurales. Ha hecho noche en un ferry que se mecía espantosamente.
De entre todos los perros del mundo, yo la escogería, la escogería, la escogería a ella.
Mi Pequeflor Valiente.
Cuando tuvimos que sacarle el seguro aquí, de entre el inmenso listado de razas que disponían, no había Podenco. Porque los Galgos están reconocidos. Los Podencos, ni eso. Y podíamos haber pinchado en mestizo. Pero no me dió la gana. Asi que hubo que hacer muchas llamadas y explicar largamente y trabajosamente la cuestión. Porque ES PODENCA.  
Y hayamos estado donde hayamos estado, por las mañanas se sube a la cama que se le va el culito de como mueve el rabo de rápido, a darme lametones en la cara, a darme los buenos días, excepto si llueve mucho, que se hace un rosco contra mis piernas y no se quiere levantar.




No es que lo piense demasiado, porque ella tampoco lo piensa, pero nada en absoluto. Pero la veo durmiendo al sol, en su jardín, rodeada de margaritas y a veces siento una satisfacción malévola. Porque vive infinitamente mejor que el cazador hijoputa que la desechó, (no tengo el disgusto de conocerle, pero aun asi lo sé) en unas condiciones que no voy a comentar. En la sierra estaba, en la sierra nevada.
Y vive para jugar, viajar, conocer cosas nuevas y dormir bien arropada en mi cama o dormir sobre el césped mientras las abejas peludas la incordian.





Y cada día caminamos juntas, todos los días, cuando se nos llevaba la ventisca y cuando han caído chuzos de punta, y ahora caminamos al sol. Caminamos juntas en silencio, millas y millas y millas,  oyendo a los cuervos, mirando a las vacas, espiando a las gallinas de los vecinos por un roto de la cerca, observando a las ardillas remontar a los árboles en cuanto nos sienten. No hay día en que experimente fascinación en como ve lo que ha estado, hace poco o quizás ayer, en un rastro entre las matas de hierba, a veces nos asusta un faisán. A veces es una ranita color barro lo que levanta. O vemos un erizo a la luz ambigua de la luna llena.  En casa la premio por encontrar arañas gordas, y bien que lo hace, cuando para mi  -aún-  son invisibles.
Me siento TAN ORGULLOSA de ella.
De su curiosidad insaciable, de su cautelosa y valiente actitud cuando no conoce una situación o un entorno. De su alegría. De lo mucho que se esfuerza por comprender que trato de trasmitirla, de lo que la gusta aprender y como disfruta haciéndolo!  De lo expresiva que es. De cuando ve algo por la ventana y viene a avisarme para que mire yo también ( ah! era un gato! vaya! )

















De su amor por los palitos, el cartón y las botellas de leche vacías. De su ingenua sinvergonzonería. De como entra resignada pero obediente en la bañera de agua caliente. De cómo me informa que hay en un paquete antes de abrirlo. De que me camele para subirse a mi regazo, hacerse un rosco y dormirse ahí, como un gato. Y de cuando pone los ojos en blanco cuando se espatarra a la hora de dormir y le estoy dando masaje. De vivir con ella.
De caminar con ella cada día.


Cada dia, Orgullo Podenqui.



2 comentarios:

  1. ¡ME ENCANTA! ¡ME ENCANTA! ¡ME ENCANTA! Me encanta el post, lo que dices en él, las fotos y tu preciosa Nana! o he leído en voz alta para que se enterara mi hermano, que ha dejado l libro que leía, para escuchar. Lo hemos disfrutado con una sonrisa en la cara.

    Me ha encantado eso de que es más feliz que el hijoputa del cazador que la abandonó. Estoy seguro que es así. Siempre lo pienso en estos casos y aquí, especialmente. Me enamoran los podencos más cada día. Guardo todas las fotos de podencos que difundo en Noble Galgo y espero tener a uno de ellos compartiendo mi vida, algún día. Y por supuesto, me guardo todas estas fotos!

    Tu pequeflor ha viajado más de lo que yo he soñado nunca. Y por supuesto, siempre me ha entristecido que mis criaturas no disfrutaran de salir al campo y conocer sitios preciosos. Por so, me encanta ver esas fotos e Nana disfrutando de tantas cosas. Mi Tallulah, se fue sin conocer nada más lejano que El Retiro de Madrid...

    Gracias por alegrarnos el día. Bien sabe el cielo (espero!) que lo necesitamos más que el comer. Aunque no tanto como la salud y el dinero :-)

    Un beso.

    Tenemos que contestarte el post anterior.

    Nunca me atrevo a preguntarte por Habibi. Nunca le veo ya en las fotos...

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    1. Me alegra muchísimo que os haya gustado tanto, me alegra aún más que os haya hecho sonreir! Bueno, no parece ningún secreto que tengo el culo hecho Pepsi-cola ;) Quien me iba a decir a mí, que no sabía ná de Podencos, y creía que adoptaba a una garabita….Hago lo que puedo para que sea la criatura feliz que merece ser. También traté de que fuese asi con Haplo y en una maravillosa ocasión le pudimos llevar a la playa, y vivió muy feliz con nosotras toda su vida en un décimo piso del Barrio del Pilar.
      Os deseo alegría, toda la del mundo y salud y dinero y todas las bondades
      Besos, Eva.

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Es difícil, pero no imposible.