viernes, 16 de agosto de 2013

FERRAGOSTO E DOMENICA

Ejemplo de un tiempo estupendo

Ya me voy mosqueando a mediados de primavera, sobre todo en esa etapa en la que llueve sin cesar. Oigo a la gente decir: "a ver cuándo llega el buen tiempo" 
El buen tiempo. En este país, que exceptuando el norte, no goza de buen tiempo. 42 grados a la sombra y 32 a las dos de la madrugada, eso es buen tiempo? Fantástico, sin duda.
Explicación número uno: 
* la gente sufre de amnesia estacional
Explicación número dos: 
*Les mola estar tirados sin hacer el huevo y sudando a chorros.
Odio las palabras que, además, suelen ir aparejadas a estas temperaturas, a saber:
"Playita-cervecita-chiringito- musiquita."  ( oh, mierda, todo se vuelve infantiloide ito-ita, también está la cremita y la paellita)

Mal gusto. Hotelorros de hormigón en plena línea de costa. Bikinis estridentes ( trikinis, no, imposible, recordemos que la raíz de bikini, la prenda, es un episodio relacionado con el atolón Bikini del Pacifico.) Toallas estridentes, tarteras, gorras, balones, hamacas, sombrillas, chanclas...todo ello con unas estampaciones y unos colores y sobre todo, una ausencia de armonía deprimente.
Y efectivamente, musiquita basura en espacios públicos. Defino musiquita basura: esto que consiste en un ritmo machacón y constante compuesto por dos, tres notas a lo sumo y una vocecilla distorsionada que dice insensateces sobre el amor/sexo) 
Olor a fritos, olor a barbacoas: la gente, las personas, sí, una vez ataviadas de esa guisa y con unas bandas sonoras tan repelentes, ¿qué hacen? Comer. Comer, comer y comer. Comida muy apropiada: chorizos, chuletones, morcillas, alitas de pollo. Y "cerves", se me había olvidado el marasmo de "cerves"  Grasa y alcohol. Ideal. Para sudar la gota gorda. 
La idea del bienestar es esa, ajamonarse frente al mar en el maravilloso contexto de un mercadillo gitano abarrotado. 
Me preocupa. Veo este anuncio de una conocida marca de maquinillas para mujeres cuyo slogan reza:
"Descubre a la Diosa que hay en Ti"
Las maquinillas rasuran los pelos. Por tanto....

Debajo de esto....


 Se escondía esto?????


Uischhh. Aguda punzada, lo dudo. 

Domenica. Domingo en italiano. Pero yo me imagino a una señora mayor gorda, bigotuda, en bata, con moño y muy mala uva. La Señora Domenica. Perfecto para definir ese horrible último día de la semana, esos mediodías en los que el sol proyecta un silencio de tumba, casi absoluto, ese rugido sordo que estrangula y apabulla cualquier atisbo de vida y de movimiento...excepto cuando mis vecinos trasgreden mi privacidad auditiva. Y van y echan un polvo. Ay, qué tontitos: como esto es bastante silencioso, se creen que como ellos no oyen nada, no se oye nada, y no es lo mismo. Noooo. 
"¡¡¡Ay Papi, ay síííí, ayayayayaÍÍÍ UhhhhUhhh Papi sí-sí!!!!"

Debido a eso, tengo una cantidad de información asombrosa sobre su vida. Y me incomoda, porque no es asunto mio y no me interesa lo más mínimo. Sé dónde trabaja él, dónde van a ir de vacaciones, dónde fueron el año pasado, por cuánto tiempo, qué come la niña, y qué come la niña cuando no quiere comer  (Sí. Un vaso de leche o unos garbancitos aplastados con un tenedor. Ahá ) Sé que discuten por billetes de diez euros que desaparecen misteriosamente de la cartera de él.

Y con el corazón en la mano, haría delete de toda esa información si pudiese. 

Lo siento, no quería saberlo. Me gustaría que su intimidad ( la de ellos) la salvaguardaran mejor.  No es de mi incumbencia todo eso y menos aún que le llame papi. Papi. 
La privacidad es algo muy importante, las broncas, los amores, la cotidianidad. Es la vida de uno. Y yo no estoy de invitada en mitad del salón de su casa, ¿verdad que no? Y ahora sé todo eso de papi-papi-mi- amol. Ohhhh, nooo. Nos saludamos cuando nos cruzamos en la calle. Pero es que aunque fuesen mis amigos del alma, saber esas cosas estaría fuera de lugar.  Y debo ser la persona menos cotilla del universo. O muy rancia, que también.
Ventanas abiertas en pueblos.  En Ferragosto. 
Ideas. Ideas que tengo.

Como darme un buen manguerazo, hasta empaparme toda la ropa y el pelo y salir pitando al Mercadona. Concretamente a la sección de refrigerados. A ver si lograba pasar frio. Vaya que si lo logré. 
Unas horas más tarde estaba tragándome un Frenadol, con fiebre. Qué gracia, si que lo conseguí: enfriarme. Qué divertido es tener fiebre cuando a las dos y media de la mañana hacen 30 grados. Un descojone.

Por lo demás, ahora ya solo piso la calle de día si es absolutamente imprescindible. Salgo a andar bien entrada la noche, a cazar la brisa, a mirar la luna descorazonadoramente amarilla ( síntoma de más calor por venir) a escuchar a las chicharras que cantan con insania, a espantar a los gatos que se paran en mitad de las carreteras, a añorar mi libertad de movimientos invernal, mientras miro los montes oscuros que hoy son una quimera de subir, como algo que he imaginado o soñado que he hecho. Tan cerca, tan lejos. 



2 comentarios:

Es difícil, pero no imposible.