lunes, 1 de julio de 2013

PASEANDO AYER...



Y hoy no estoy tan de buen humor como en mi último post, amiguitos y amiguitas. 
Me gusta ir a pasear al sitio que se aprecia en la foto de ahí arriba.
Es parte de una urbanización-campo de golf de esas que tienen los nombres que más aborrezco: el nombre del tipo de árbol que han talado para edificar. Las hay a miles en este país: "Las dehesas", "Los pinares", "El olivar", "El robledal", "Las encinas"...
En esta en concreto, aquí y allá quedan trozos de auténtico bosque, entre el estúpido tee 13 y algún chaletorro. Y la parte que me hace más gracia es toda una larga avenida en la que estaba prevista la construcción de 200 chaletorros de lujo. Tan de lujo que no formaban lógicas cuadriculas, sino que serpenteaban para que ni un gilipollín con voz engolada se privase de garaje para dos coches y unas buenas vistas. 


Más o menos, estas. Me gusta el sitio porque es tranquilo, muy solitario y proporciona una buena caminata a mis pequeños y a los pequeños de la prote que saco a pasear. Y además, me produce un gusto morboso contemplar la soberbia y la locura, porque es tangible a cada paso que se da: qué ha ocurrido y por qué está ocurriendo.
En esto ha quedado todo ese ridículo despendole de lujo con vistas:


Ahá. Alcantarillado, alcorques preparados y todos los suministros metidos. La nada. 
Morbo, decía, porque aunque el mal está hecho, me complace observar como poquito a poquito la maleza va levantando y erosionando, se pueden observar pequeños arboles autóctonos auto-repoblándose...

Podría titularse Triumph Of Nature Part I

Idem, Part II.

Paseo y paseo ( mi peque-flor allí hace que los conejos salten!) y me imagino estar viendo un futuro post-apocalíptico, entre el silencio y el jadeo de los perros, veo e imagino, las semillas y las raíces, estación tras estación, están y van destruyendo todo lo que ha creado el hombre. Lento, pero implacable.

Pero ayer Habibi yendo suelto, bajó a una especie de zanjón con excesivo interés. Ese excesivo interés que da pavor: o bien hay un animal muerto o una caca en la que rebozarse.
Parecía una alfombra, un bulto entre la tierra roja y el intenso sol. Pero no, era un perro muerto. Envuelto, muy bien envuelto en plástico industrial. Blanco y negro, un Setter seguramente.
Como ese que entró hace poco en la prote, con un bulto maligno en una pata del tamaño de una naranja, al que el dueño le iba a pegar un tiro porque no le valía ya para cazar. Lo trajo su mujer, diciendo " qué lástima, un animal tan bonito...".  

Un Setter. Y pese a todo, fue el puto plástico lo que me horrorizó. Porque la criatura, si ha acabado así, me hago idea de la vida que tuvo. Y ya no sufre. 
Pero el plástico....al menos que su cuerpo se pudra. Que vengan los insectos y los pájaros, que la lluvia lo lave y que el sol lo consuma,  que su carne repose y desaparezca con dignidad. 
No subo a abrir el plástico con una puta navaja porque no tengo lo que hay que tener para hacer eso. 
Hay días de mierda en los que no se puede ni salir a pasear, se corre el riesgo de toparse con un vistazo al abismo. Cuando más desprevenido vas.  Al terror.  

2 comentarios:

  1. Es horrible la visión de todo ese cemento en mitad de la naturaleza. Y adoro y me fascina, cuando esa naturaleza, se abre paso en grietas de hormigón y crece como exigiendo por derecho, el lugar que le pertenece.

    Lo del pobre setter amortajado en vulgar plástico, es como para impactar y doler. Y como se trata de un perro... no pasa nada. ¿Te imaginas si hubieras encontrado el cadáver de un humano, o incluso un niño, envuelto en plástico? Ahora mismo sería la noticia del día en toda España.

    Yo acabo de retirar una paloma aplastada en la rampa del garaje de los patios de mi casa. Me da muchísima pena.

    Y es verdad que esos "vistazos al abismo", son demoledores.

    Besos.

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  2. Aprecio que lo entiendas. En fin, entradas desagradables, pero ineludibles de hacer.
    Besines, Eva.

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Es difícil, pero no imposible.