Me gusta conducir escuchando audio-books, en inglés. En esta ocasión estaba con Shogun, de James Clavell. Ya lo había leído al menos dos veces en español hace bastantes años.Una rotonda.. ¿eh?...un ceda el paso... ¿el qué?...este párrafo...he llegado al dichoso Mercadona...este párrafo...no lo conozco de nada.
Cuando llegué a casa, muy extrañada, bajé a buscar el libro, bajé a buscar, de hecho, las dos ediciones que tengo, porque la primera, muy de bolsillo, se había desencuadernado sin remedio y en un mercadillo encontré una de esas versiones que dan con los diarios por un par de euros y lo volví a comprar.
Busqué la altura del libro por la que me iba, lo compulsé y para mi consternación, lo que me temía es cierto: mis versiones en español están CENSURADAS. Repugnante palabra.
Quiero aportar todos los datos, el copyright original de James Clavell data de 1975. Mis ediciones en español son: un "Jet" de Plaza y Janés, tercera edición julio 1995 sin un traductor especificado y la otra, de tapa dura de Ediciones Santillana, 2005, traducida por J. Ferrer Aleu cedida por Random House Mondadori. Ambas versiones son exactamente iguales. Expurgadas.
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A la izquierda. |
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Los bestsellers de Clavell son excelentes, son novelas de mucha calidad, complejas, con datos contextuales históricamente correctos y horriblemente entretenidas, ingredientes verdaderamente difíciles de conjugar y a años luz de esas porquerías conspiratorias que son los bestsellers hoy en día.
El argumento arranca con la llegada, en 1600, de un marinero inglés, Blackthorne, a las costas de Japón (si alguien desconoce la sinopsis del libro, que por favor consulte la Wiki, como ya he referido, es una novela larga y compleja, me parece tonto copia-pegarla yo aquí) y en principio, abunda en los abismales choques culturales que se dan entre el inglés y los japoneses.
El párrafo que se han cepillado es bastante, bastante largo, y trata sobre uno de esos choques. Adivinamos sobre que temática? Tic-tac-tic-tac...premio! El sexo. La escena es graciosa, tierna y muy humorística No deseo extenderme en el libro en sí, diré que básicamente dos mujeres japonesas le explican a un Blackthorne entre pasmado y escandalizado que existen las bolas chinas ( que se pueden usar para ella o para él) y entre otras más cosas, que la mujer ha de satisfacer sus necesidades íntimas, más si por circunstancias ( viudedad, falta de libertad, esposo incompetente), no puede, y que para ello hay una serie de interesantes aparatitos. Lo exponen como algo lógico y natural y con todo el tacto del que son capaces, ya que han notado que al "bárbaro" esos temas le producen anómalas reacciones.
En la versión en español todo esto, sencillamente no existe.
1975 no me resulta año ya en este país para un corte tan asqueroso, pero....¿1995? y una nueva edición con un lapsus de diez años...2005?!!! Es decir, que es casi una certeza que si fuese mañana y me comprase la última edición que encontrara, seria esta, la tijereteada. Que vergüenza de país ...
Nadie lo ha revisado...¿quien se va a dar cuenta? (YO!!!) ¿A quien le importa?. (A MI!!!!). He tenido que acceder a la versión en su idioma original para saberlo. ¿Y cuanto más hay cortado? ¿Frases?, ¿líneas? ¿mas párrafos?...¿ Tai-Pan también esta macheteado?, que inquietante, que mirada al abismo, de repente ojeo mi biblioteca....cuantos libros hay pasados por una trilladora, y sencillamente, no lo sé....no lo sé...me dan nauseas. Recelar de los libros de uno es algo muy serio, muy feo.
Entiendo que una editorial es una empresa privada, que se puede negar, por razones de cualquier índole, a publicar un libro. Esto no lo publico y punto. Vete a otra. Pero lo que es aberrante y vergonzante es publicarla para publicarla sesgada, faltar al respeto al autor, y al lector, de esta manera. Una editorial no es NADIE para decidir que es aceptable que yo lea o no. YA NO.
La sombra de la mano moralista que oculta...¿con que criterio?. El criterio de un degenerado mental. Es curioso, porque se vale tanto por lo que se dice por como por lo que se calla. Vaya un ejemplo de muchos:
En Shogun hierven vivo a un marinero, lo hierven con escrupuloso y metódico cuidado durante toda una noche, para que sus gritos sean bien oídos, y bien asimilados, tortura para él, indecible tormento para aquellos que aguardan su turno, este hombre trata de poner fin a su suplicio abriéndose la cabeza contra el borde del caldero.
Es decir, que a los censores esta bella escena les pareció moralmente aceptable de encajar para sus lectores. Eso sí, el placer sexual, no. Un afectuoso abrazo para Plaza y Janés y sus considerados cuidados sobre lo que pueda impactar en mi cerebro. ¿Ya puedo leer a Kurt Vonnegut , puedo leer Matadero Cinco?, ¿Ya soy una ciudadana madura y preparada para el horror? Y por favor, puedo leer Fanny Hill? o Fanny Hill no porque pone coño en vez de horno de gas? Porfi-porfi, que me es permitido leer? O, no, mejor aun, olvidémonos de todo, seamos felices y tontos, olvidémonos de los asuntos lúbricos, olvidémonos de los Nazis, olvidemoslo todo, comprémonos un tablet, un Oso Angeloso y metámonos el pulgar en la boca...a sestear...
YO NO QUIERO.
Una obra es lo que es y es DISCRECIÓN DEL LECTOR leer o no leer. Elegir sus temas, desecharlos. Por es un libro de Clavell que es la bomba, se va a vender como churros, pero mejor si esa gran novela la... re-re-retocamos? Asi que James Clavell es un buen autor al que hay que... matizar? Abyectos, perversos avarientos, ese comportamiento es la raíz de todo lo verdaderamente inmoral. Que falta de respeto tan enorme hacia el autor. Hacia mi persona. Hacia el mundo de las letras y de las palabras, de las ideas y del pensamiento. Hacia todo lo que se supone que puede mejorar lo que hay. Que ya se nota...no es gran cosa. Que asco.