miércoles, 25 de febrero de 2015

EL EFECTO DOMINÓ



El caso es que yo no tengo cobertura con el móvil. Ni siquiera subiéndome a una banqueta en un rincón del patio. Cero patatero. Quizás, unas fluctuantes rayas de cobertura a la salida del pueblo, junto a una rotonda a unos quince o veinte minutos. 
Además, de mi casa a dicha rotonda- tengo suerte- hay acera, pero -mala suerte- no alumbrado publico, y tengo que llevar un chaleco reflectante de seguridad para que no me arrollen los coches. Se camina en la más completa oscuridad, es curioso comprobar que tropezones da uno con el más mínimo desnivel en el suelo. 

Con esto queda claro que no hay espacio para ser espontanea llamando y que hacer una llamada de trámite es una pesadilla. 
Quien coño se aguanta los obligatorios quince, o treinta, o cuarenta minutos de espera escuchando cancioncillas, porque "todos los operadores están ocupados” (hA-Ha-HA!) caminando arriba y abajo bajo la lluvia y un viento que es fácil que alcance los treinta kilómetros por hora?, teniendo en cuenta, que la llamada, además, se me puede caer en cualquier instante?

Para usar mi teléfono móvil dependo de mi propio wifi, y lo que puedo hacer, básicamente, es usar un poquillo el Line y consultar las previsiones del BBC Weather. Necesito el fijo.
Asi que el otro día se me cayó la línea de teléfono fija. Y con eso, internet.
Virtualmente incomunicada. Como hacerle saber a mi proveedor de internet que no tengo internet?

No deja de ser extraño vivir un día, dos, tres, una semana, completamente incomunicada. Que sensación...y psí, ehh, sí, un poco perturbadora.

Las ovejas pastan en los prados, los camiones de Eddie Stobart levantan rebufo, los cuervos se cachondean cuando pasas. El sol entre las nubes, entre las ramas, las praderas inundadas, ya asoman muy tímidamente los primeros daffodils, barro en la caña de las Wellington y hace mucho viento. Empiezo a ver brujas sentadas entre las ramas peladas de los árboles, empiezo a preguntarme si quieren decir algo. Que silencio más enorme.

Entonces va y se corta la luz. Ya había anochecido.

No puedo tener agua caliente para lavarme, ni calefacción, no puedo prepararme ninguna comida caliente, ni recalentarme un mísero café, no puedo leer, ni ver la tele, como no puedo cargar el móvil, me voy a quedar sin despertador. Pienso en dormir en el salón, en el sofá, para que me despierte la luz.
Bienvenidos al siglo quince.
Solo me falta sacar el agua de un pozo con manivela y tener que abatanar los colchones.

Asi estamos, en esto que me entra, en el móvil con su batería moribunda, un mensaje. (Me entran a la buena de dios, con unos atrasos del copón).
Es la compañía que me suministra la electricidad, (esa que se ha cortado) para que haga la lectura y la meta en su página web.
Ah, sí, como no, me entra un sms a mi móvil sin cobertura para que haga una lectura de la luz, que se ha ido, por internet, que no tengo.

Qué situación tan absurdamente bizarra. Porque- no- puedo-no-puedo-no-puedo.


La luz volvió pronto, internet y el teléfono, no tanto.
Y no deja de darme ganas de gritar que me pusiesen e-mails para darme las estimaciones del arreglo de la avería. Que por supuesto, yo no era capaz de consultar. Cuando yo le expliqué – con penosa laboriosidad, como se ha visto más arriba-  al pollo pera que no tenía internet, porque coño me mandan e-mails? Worst case scenario, me dijo. ” (hA-Ha-HA!)

Cosas absurdas que pasan que te convierten en un hámster dando vueltas en su rueda. Aunque la rueda puede ser que no tenga eje. O que sea cuadrada.


Pero dando vueltas. 






Post Data:
Yo lo que quiero es un dispositivo High-Tec como el que tienen en un pueblo de León. Este: